Reseña | Ante todo mucho karma

¡Hola, lectores! Hoy os traigo la reseña de la continuación de No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas. Esta segunda entrega que tantos estábamos esperando. Si no leíste la reseña de la primera parte, puedes leerla aquí. Debo darle las gracias a la Editorial Espasa por el ejemplar, la edición es preciosa.

Ficha técnica.

Título: Ante todo, mucho karma.

Autor/a: Laura Norton.

Número de páginas: 398 páginas.

Encuadernación: tapa blanda.

Editorial: Espasa.

ISBN: 978-84-670-4776-9

Precio: 19’90 €.

Sinopsis.

Si creías que Sara después de volver con Aarón iba a alcanzar la paz y la serenidad es que no la conoces… ni a ella, ni al maldito karma.

El principio de esta novela se parece a un final feliz. El buen karma reina: tras muchas tribulaciones, Sara está con Aarón, su Aarón, por fin empieza a tener el reconocimiento en el trabajo por lo que tanto ha luchado y la guinda será cuando descubra que ¡están embarazados!

Sin embargo, ser madre es mucho más difícil de lo que Sara imaginaba. Se siente sobrepasada, perdida y torpe. Su autoestima, como mujer, madre, profesional, amante y persona humana alcanza una cota, de puro baja, subterránea.

Y ahí es cuando el universo parece confabularse contra ella y Sara la lía parda y arrastra a todos a su paso: a sus padres, a su hermana, a Roberto y por supuesto a Aarón. Ella es así. ¿Lo suyo tendrá remedio?

Si te reíste con No culpes al karma, prepárate porque lo que viene es más gordo.

Y ojo, si no la has leído, no te preocupes: es la primera parte de esta novela, sí, pero la puedes leer perfectamente después. De hecho, ya que estás en la librería te recomendaría que te la llevaras también y así te ahorras un viaje.

Tengo este libro en la estantería desde que salió a la venta, le tenía muchísimas ganas porque la primera parte me encantó. Me reí a carcajadas con ella y disfruté millones de su lectura. Esta continuación es diferente. La “Sara” que conocíamos, aunque sigue en su línea desastre y perdida, ha cambiado: madre, con Aarón y viviendo en Sanchinarrio. ¿Quién nos lo iba a decir, verdad?

La autora ha continuado con su estilo divertido y dramático. Abundan las situaciones surrealistas y los malentendidos. El vocabulario es sencillo, sin descripciones ostentosas ni diálogos en los que te pierdes. Parece una conversación con tu mejor amiga. La primera parte es ligeramente mejor que esta, pero también son muy diferentes.

Los personajes que conocimos en el libro anterior perduran, hasta Roberto vuelve a aparecer, y alguno nuevo como Roma Perotti. Que esta última me la he imaginado como Graciela, la jirafa alta y diva que salía en el juego Animal Crossing. (No me busquéis sentido, a
veces no lo tengo).

Tengo que destacar a la madre de Sara, es uno de mis personajes favoritos y en esta entrega me ha terminado de fascinar. Cómo puede llegar a hacer ciertas cosas que hace, si lo habéis leído sabréis a qué me refiero. Es una crack.

Como escenas surrealistas podría destacar casi el libro entero, sin embargo, la que se sale de madre es la escena final. No hay por dónde cogerla y a pesar de ello, la autora ha sabido escribirla de una forma que me ha llegado a parecer en algunos momentos, hasta real. Y la escena con la que más me he reído ha sido con la del andamio. Yo solo digo eso, quien quiera entender, que entienda.

Por otro lado, quería hacer hincapié en el tema de la maternidad que se trata en el libro. Un dato que me parece importante y no sé si la autora lo ha hecho adrede o ha salido así para que cuadrase la trama es que Aarón y Sara no están casados y sin embargo, deciden tener un hijo. Entiendo que haya personas que piensen que es una decisión demasiado importante como para tomarla a la ligera, pero me gustó mucho que la autora les diese la posibilidad de ser padres sin tener que estar atados el uno al otro mediante un papel. A día de hoy, en pleno siglo XXI, todavía hay personas que no conciben la paternidad o maternidad sin haber una boda antes, y aunque está bien querer casarse porque amas a una persona, me gusta que en la literatura se reproduzcan situaciones cotidianas que están a la orden del día como es ser padre sin estar casado. Puede parecer una nimiedad, pero a mí me gustó mucho que fuera así.

Otro aspecto del mismo tema, es que hiciese a Sara “mala madre” y lo pongo entre comillas porque no considero que se sea mala madre por querer tener tiempo para ti, para disfrutar de tu espacio, con tu pareja, con tus amigas o con lo que quieras. Laura Norton hace a Sara una mujer comprometida y apasionada con su trabajo que es madre y debe repartir su tiempo. Que a veces desearía no tener ese hijo que tiene porque necesita su espacio y, valga la redundancia, su tiempo. No veo nada de malo en necesitarlo siendo madre y es que serlo es un paso muy grande en la vida tanto de una mujer como de un hombre, de la noche a la mañana te ves con un ser que depende íntegramente de ti y que ocupa todos los ámbitos de tu vida. Y ese paso, aunque quiera darse, requiere un tiempo de adaptación y es a lo que me refiero. Sara en este libro pasa por ese proceso de adaptación y me parece genial que se refleje en unas páginas.

—La felicidad es una aspiración legítima. Pero ya. No hay que obsesionarse, ni frustrarse si no aparece, porque es intermitente, esquiva, puñetera y hay que trabajársela y ganársela día a día. Y aún así, nadie te garantiza que aparezca.

En último lugar, decir que recomiendo totalmente su lectura y aunque en la sinopsis indica que puede leerse este antes que el segundo yo no lo creo conveniente, por lo que mi consejo es que se lean en el orden de publicación. Si te gustan los libros en los que te ríes a carcajadas y que te enganchan desde la primera página, hazte con estos dos ejemplares porque te van a encantar. Para terminar, si tuviera que darle una puntuación sería de 6’75 sobre 10.

Espero que os haya gustado. ¿Habéis leído esta bilogía? ¿Qué os ha parecido? ¿Tenéis ganas de leerla? ¡Déjamelo en los comentarios! Estaré encantada de leerte.

¡Nos leemos!